FELIZ NAVIDAD

Os deseo, a todos los que me seguís, una FELIZ NAVIDAD.

Seguiremos en contacto en el nuevo año 2017.

Mi hijo me pega

          Y también pega a otros niños en la guardería y en el parque.

          Tiene dos años y antes nunca pegaba.

          Ante esta situación, los padres intentan de todo: reñirle, castigarle e incluso llegan a darle un azote ( fijaos en la incongruencia: le pegan para que no pegue).

          Las causas por las que un niño tiene este comportamiento pueden ser varias:

1.- Los niños a esta edad no saben defenderse lingüísticamente.

2.- Aún no controlan sus emociones; si sienten ira o están enfadados o cansados reaccionan pegando o mordiendo.

3.- Comienzan a relacionarse, en la guardería, con sus iguales y han de demostrar "quién manda"

          Los padres deben de:

a.- separarle inmediatamente del niño o los niños a los que está pegando.

b.- intentar tranquilizarle.

c.- es bueno tener en casa un "rincón de la tranquilidad", lugar donde le llevamos hasta que se le pase el enfado.

          Conseguir que un niño deje de pegar lleva su tiempo. Es muy importante la constancia de los padres y que ambos estén unidos y reaccionen de la misma manera ante este comportamiento.



Espero vuestros comentarios.

Para contactar conmigo:

Consulta: C/ Bolonia 29-2º Int. Dcha                        Tlf.: 976 23.89.14  /   616.936.109

Mail: luciapalaciollanos@gmail.com

Mi hijo no quiere bañarse

               Ocurrió de repente, de forma inesperada.

               Siempre le gustó el baño. No quería entrar, pero luego no había forma de sacarle de la bañera.

               Pero, un buen día...

               Nos cogió desprevenidos y no sabíamos que hacer. Probamos de todo: meternos con él en la bañera, obligarlo a entrar a pesar de sus gritos, cambiar a una bañera más pequeña...

                Lo primero, saber que esto es bastante común. Hay temporadas en que los niños no quieren bañarse. Las causas de este rechazo pueden ser varias:

-asustarse al desaguar la bañera estando él dentro.
-entrarle jabón en los ojos.
-quizás en uno de los últimos baños estaba el agua demasiado caliente...

               Lo más importante es no ponerse nervioso ni darle excesiva importancia. Empezaremos no obligando al niño a meterse en la bañera. Durante unos días le lavaremos fuera de la bañera, con una esponja húmeda.

               Si es posible, lavarle cerca de un barreño o una bañera más pequeña y que, poco a poco, vaya tomando contacto, metiendo las manos o bañando él mismo un muñeco. Cuando esté más confiado puede ir metiendo los pies unos segundos y así vais poco a poco hasta que pierda el miedo y vuelva a querer bañarse con la misma alegría de antes.


Podéis mandarme vuestros comentarios o poneros en contacto conmigo:

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Teléfono: 976 23 89 14


              

La edad de las rabietas

               El viernes, 13 de mayo, he dado una charla en la Guardería Monigotes sobre las rabietas, la autonomía y la responsabilidad en nuestros niños.
 
               Mientras la estaba preparando me vino una idea a la cabeza y la apunté para plasmarla en el blog porque me parecía interesante.

               El título sería: "Padre del año"

               Mi hijo acaba de nacer. Estamos felices. Come y duerme todo el tiempo. Me encanta bañarlo y dormirle en su cunita.

               Le canto canciones de mi niñez. Ahí estaban, en un rincón, esperando a que naciera el bebé para salir de nuevo a la luz. ¡Vaya recuerdos!

               Han pasado varios meses. Nuestro bebé sonríe, se mueve mucho y llora un poco más porque quiere que le cojan en brazos, pero sigue comiendo muy bien.

               Pronto va a cumplir un año, gatea por toda la casa y empieza a caminar cogido de la mano o dando vueltas alrededor de la mesa.

               A veces llego cansado del trabajo, pero le baño, juego con él y "charlamos un rato". Disfruto mucho con mi hijo y creo que soy un buen padre.

               ¡Alto ahí! No pensarás que te vamos a nombrar "Padre del Año ¿eh?

               Para conseguir dicho título tienes que pasar por los "terribles 2, 3 y 4 años" ( la edad de las rabietas). Si sobrevives con alegría, entonces empezaremos a pensar en darte el título de:

                   "PADRE DEL AÑO"

Tengo un niño muy movido-2

               Vuelven los papás a la consulta. Están contentos; les ha costado, pero han conseguido que su hijo no salte por los sillones ni las camas.

               No fue fácil, pero se mantuvieron firmes y, muy importante, unidos.            

               ¿Por dónde seguimos? Nos vamos a la lista de conductas a cambiar y deciden poner los siguientes límites: No tocar los botones de la TV, vídeo... y no abrir cajones.

               Me parece perfecto que no le permitan tocar los botones de los aparatos electrónicos, pero respecto a abrir y cerrar cajones y armarios, tenemos que decidir cuáles serán los que no pueda tocar. Habría que darle un poco de margen.

               Al final acaban por ponerse de acuerdo: habrá cajones y armarios que podrá abrir y pondrán en ellos un sol grande y donde haya cosas peligrosa para él (martillo, lejía...) tendrán una nube, que indica que no se pueden tocar.

               Quedaron en hablar con él en cuanto llegaran a casa y empezar al día siguiente. Seguiremos con la silla de tiempo - fuera

               Para conseguir poner límites y que el niño los cumpla es muy importante la coherencia entre los padres. Esto implica no solo estar ambos de acuerdo sino hacer respetar las normas que hemos impuesto.

               De nada sirven las amenazas si no las cumplimos o que un padre prohíba una cosa y el otro se la permita. El niño acabará sin saber lo que puede y lo que no puede hacer.

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Tengo un niño muy movido

               Llegan a la consulta unos padres preocupados porque su niño es muy movido.

               Muy movido = en casa no para: entra por toda las habitaciones, salta por los sillones, las camas, abre los armarios, toca los botones del vídeo...

               Y cuando quieren conseguir que no toque eso o aquello, que no salte por las camas o corra por toda la casa, se pone a chillar, dar patadas, morder o pegar al que pilla más cerca, incluida la madre.

               Desesperados, me preguntan ¿Qué podemos hacer? ¿Por dónde empezamos a parar a nuestro hijo?

                Lo que no debemos hacer es empezar a prohibir todo a la vez: no saltar por las camas, ni por los sillones, no tocar botones...

               Tendremos que ir poniendo límites poco a poco; escogeremos aquellos que tengamos muy claros y donde seamos capaces de no ceder.

               La madre me dice que le molesta mucho que salte por encima de las camas porque las deshace; el padre, en cambio, no soporta que lo haga encima de los sillones.

               Es un buen comienzo; no le prohibiremos correr por el pasillo, pero tiene que respetar el salón y los dormitorios y si no obedece...un minuto en la "silla de tiempo-fuera"

               Éste va a ser el primer límite que van a poner a su hijo. Dentro de un par de semanas decidiremos nuestro segundo límite.


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ESTUDIAR SIN MÓVIL

IMPERTERRITISMO

               Por supuesto la palabra es inventada y con ella quiero explicar la cara que esta semana me han puesto dos chicos en sesiones diferentes cuando les dije que a la hora de estudiar deberían dejar el móvil apagado o lejos de ellos.
               Mirada impertérrita, sin parpadear, pero en sus ojos se podía leer perfectamente "no tengo ninguna intención de dejar teléfono".
               Y ante eso no he podido más que explicarles las razones por las que para estudiar hay que dejar de lado todo los que nos sirva de distracción: música, televisión, móvil...
               Para estudiar bien necesitamos concentrarnos y para esto es necesario silencio, lo que es incompatible con los mensajes del watsApp.
               Conclusión: debemos enseñar a nuestros hijos a estudiar sin ningún tipo de distracción.
               Los buenos hábitos comienzan a adquirirse desde 1º de Primaria; es el mejor momento para que aprendan a coger el hábito de estudiar y, sobre todo, estudiar bien, sin distracciones.

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Bolsa de obligaciones

  Un niño nace pero no viene solo; llega a este mundo cargado con una bolsa de obligaciones de los padres hacia él y de él hacia los padres y la sociedad.

    Los padres tienen, entre otras, la obligación de:

• enseñarle a utilizar: por favor, gracias, buenos días, buenas tardes...
• enseñarle a sonarse la nariz y que no esté todo el día ¨sorbiéndose los mocos"
• enseñarle a dejar salir antes de entrar.
• levantarse en el autobús para dejar el asiento a las personas mayores, embarazadas o con problemas de movilidad.
• utilizar la servilleta y que ésta no sea un adorno.
• enseñarle a comer con la boca cerrada.
• que no se tiran los papeles ni chicles en la calle, sino en las papeleras.

     La bolsa de los niños les advierte que tienen la obligación de aprender todo lo anterior y de llevarlo a cabo diariamente.

     De esta manera la convivencia será mucho mejor entre todos.

  Os recuerdo que podéis poneros en contacto conmigo a través del teléfono de la consulta 976 23 89 14 y de mi correo    luciapalaciollanos@gmail.com

¡Qué pelo tan bonito tiene tu hija!

 ¡Qué pelo tan bonito tiene tu hija; me encanta el pelo rubio!

 ¡Qué bien juega al fútbol el vecino del tercero!

 ¡A Juanito no se le resisten las mates; a mi hijo se le dan fatal!

 

 En cuantas ocasiones nuestros hijos nos han oído estas u otras frases parecidas; y muchas veces sin tener en cuenta que nuestro hijo, con su pelo castaño, su problema para memorizar las tablas de multiplicar y tropezando cada vez que el balón se le acerca, está a menos de dos metros de nosotros escuchándonos y oyéndonos.

 No dudo que queráis a vuestros hijos como a nada en el mundo, que seáis capaces de hacer lo inimaginable por ellos y...

 Pero no tenéis en cuenta, muchas veces por pura ignorancia, del daño que les hacéis con estos comentarios.

 Uno de los consejos para aumentar la autoestima en nuestros hijos es darles amor incondicional. Eso significa sentirse, no solo queridos, sino admitidos como  son, con sus defectos y virtudes, su  pelo negro o su incapacidad de jugar al fútbol  tan bien como el hijo del vecino.

  Cuando tengáis que reñirle, que quede claro que es por su comportamiento y no por él.

  Es totalmente diferente decir: "Te castigo porque has saltado por los sillones y has roto el jarrón de la abuela" a decir "te castigo porque eres malo y no te aguanto más".

Os recuerdo que podéis contactar conmigo en el teléfono de la consulta 976 23 89 14 o enviando un mail a   luciapalaciollanos@gmail.com

       

¿Qué canal utiliza tu hijo para estudiar?

    Siguiendo con el tema de la semana pasada, todos los niños son diferentes, por lo que su manera de estudiar también es distinta.
   Quedando claro que todos ellos necesitan unos minutos de publicidad, ahora lo que tenemos que descubrir es qué canal utilizan.
   Me explico: hay chicos que estudian de seguido, creo que el canal 1 no tiene anuncios; por lo que los niños que estudian y hacen deberes en media hora siguen este canal.
   ¡A todos los padres nos gustaría que nuestro hijo fuera adepto al canal 1!
   Sin embargo, los hay que necesitan 1/4 de hora de descanso cada 5 minutos de estudio. Ayer vi una serie española (no recuerdo el canal) que funcionaba así. No acababa de coger el hilo de la película, cuando cortaban para publicidad.
   ¡Éste es uno de los que más utilizan los chicos y uno de los que más desesperan a los padres!
   ¡Ánimo! Con un poco de esfuerzo, seréis capaces de hacer cambiar a vuestro hijo de canal. Pero lo mejor es enseñarle desde 1º de Primaria a "ESTUDIAR SIN PUBLICIDAD"
               

 Si necesitáis mi ayuda para conseguirlo, podéis encontrarme en el 976 23 89 14 o en el mail     luciapalaciollanos@gmail.com

Estudiar con publicidad

    Cuando estamos viendo una película aprovechamos los anuncios para recoger la mesa, fregar, recoger la ropa tendida...

    Voy a patentar esta frase: "Estudiar con publicidad"

   El otro día me puse a estudiar con mi  hija; tiene examen dentro de 3 días y debíamos hacer el repaso final.

   Yo tenía un poco de prisa porque era domingo y quería salir a dar un paseíto. No me importaba dedicarle tiempo, pero no estar una hora entera, así que le dije: "Vamos a estudiar los tres temas del examen, pero no me interrumpas para nada excepto si son preguntas sobre el tema. Solo si no lo entiendes"

   No habían pasado ni 3 minutos cuando me hizo la primera pregunta que, por supuesto, no tenía nada que ver con el examen.

  Se me ocurrió en el momento. Mi hija me interrumpió para publicidad. Así decidí tomármelo. Tocan anuncios: descanso para beber, hacer pis y hacer las preguntas que se les ocurran y que no tengan nada que ver con la materia que se está tratando.

   Así que, papás, ya sabéis. Los niños no estudian de seguido. Necesitan pausas para publicidad.

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Me siento culpable si mi hijo suspende

         "Me siento culpable si mi hijo suspende"

        Esta frase la he oído en dos ocasiones en mi consulta a lo largo de la semana pasada.

        Es un error en el que están cayendo los padres actualmente.

        La responsabilidad de aprobar o suspender es de nuestros hijos.

       Nuestra obligación es poner a su alcance los medios necesarios para que aprueben, es decir, si tienen alguna dificultad cuando empiezan el colegio, cuando empiezan a leer y escribir, les ayudaremos o les llevaremos a algún gabinete especializado para que superen esta fase sin mayor problema.

     Cuando empiezan Primaria es tarea de los padres enseñarles buenos hábitos de estudio. Para eso tienen que dedicar a tareas escolares un cuarto de hora en 1º, 20 minutos en 2º.... según van avanzando los cursos se aumenta el tiempo. Lo que interesa en los primeros años es que adquieran hábito de estudio.

       A veces necesitan una ayuda extra: clases de Matemáticas, de Inglés, incluso, de repaso.

        Y aquí termina nuestra responsabilidad.

        Yo entiendo que todos los niños son diferentes, que algunos estudian solos desde muy pequeños y otros necesitan de nuestra ayuda más tiempo y seguro que vosotros, padres, se la dedicáis; por eso, si suspenden...no es vuestra culpa.

     Si los padres se sienten culpables es porque se consideran responsables y están perdiendo la oportunidad de hacer responsables a sus hijos de una parcela muy importante de su vida: los estudios.

Os recuerdo que podéis poneros en contacto conmigo llamando a la consulta, tlf. 976 23 89 14 o escribiendo a  luciapalaciollanos@gmail.com

Tolerar la frustración

     Tolerar la frustración significa ser capaces de afrontar los problemas, los "no" que nos surgen en la vida. No enfadarnos cada vez que no conseguimos algo.

   Uno de nuestros deberes como padres es enseñar a nuestros hijos a tolerar la frustración:

* Dando ejemplo: nos imitan en todo y si nosotros tenemos una actitud positiva ante los problemas, ellos aprenden esa actitud.

* Hemos de enseñarles que es importante esforzarse para conseguir algo que se quiere y, por tanto, no podemos darles todo lo que nos piden; nada es fácil, todo cuesta esfuerzo y hay que perseverar, no tirar la toalla. (esto sirve también para los padres).

* Dejar que cometan errores, que se equivoquen. Aprender de los propios errores ayuda a enfrentarse al fracaso.

* No pueden conseguir las cosas por medio de rabietas; tienen que aprender a pedir de manera adecuada y también saber que no siempre las conseguirán.

* Nosotros, por nuestra parte, no debemos ponerles en situaciones que, por su edad, madurez o capacidad, no puedan superar.

* La rabia, ira, tristeza...se deben a la frustración y esto hemos de saberlo y explicárselo a ellos. Estos sentimientos son normales y surgen cuando no conseguimos algo.

* Es muy importante reforzarlos cuando vemos que la frustración tarda en aparecer, cuando el niño es perseverante, cuando hace esfuerzos por controlarse.

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FELIZ 2016

               No quiero empezar el año sin felicitaros:

               Os deseo un Feliz Año 2016.

               Que venga cargado de cosas buenas.

               Y las malas, que vengan acompañadas de paciencia, optimismo y alegría para poder sobrellevarlas lo mejor posible.

               Un abrazo para todos mis lectores.

               Lucía Palacio