Enseñar respeto

La educación en el respeto comienza desde la infancia.

Para conseguir esto los adultos debemos ser los primeros en respetar a los demás.

Si vamos conduciendo, no insultar al peatón o a otros conductores.

Respetar a los "diferentes": homosexuales, discapacitados, inmigrantes...

Para que nuestros hijos, en un futuro, dejen el asiento a una persona mayor en el autobús o tranvía tienen que vernos a nosotros hacerlo primero.

Si yo me impaciento con las personas mayores porque son lentas o porque preguntan lo mismo varias veces, no puedo pretender que mi hijo respete a los abuelos o, incluso, me respete a mí dentro de unos años cuando mi comportamiento sea el mismo que el de la abuelita.

Los niños son "esponjas", lo absorben todo, incluso el comportamiento irrespetuoso (muchas veces inconsciente) por parte de los adultos.


Los niños en las bodas

               La semana pasada estuve en una boda. Al lado mío estaba un matrimonio con su bebé de un par de meses. ¡Era una niña preciosa! y ¡Qué bien se portó!

               A mi izquierda, al otro lado del pasillo había un niño de un añito de edad, en brazos de su abuela, que no paraba de gritar y reír...

               Las bodas son siempre motivo de alegría y a mí me parece muy bien que los más pequeños de la familia también participen.

               Pero el momento de la ceremonia (civil o religiosa) creo que es lo suficientemente serio como para que se guarde un silencio respetuoso y los niños tienen que portarse bien, es decir, no gritar, llorar o correr por los pasillos.

               Cuando esto no es posible, los padres deberían salir con sus hijos de la iglesia o del juzgado hasta que termine la ceremonia.

               En realidad, los niños no molestan; molesta la actitud de los padres.